Hay dos ‘Costa Ricas’ que marcarán los próximos 4 años. La que gane, determinará si despegamos o nos estancamos.
Habrá dos tipos de políticos gobernantes. Los que mantengan la línea de la corrupción y/o ineficiencia de algunos antecesores, y los que demuestren que no es el Partido, si no el proyecto común y la mística de los ciudadanos lo que saca adelante a un país.
Habrá dos tipos de políticos opositores. Los que saboteen al país (no al Gobierno, como ellos creen) para tomar ventaja en 2018, y los que hagan oposición constructiva.
Habrá dos tipos de diputados. Los que entraben y los que trabajen. Los que bloqueen por politiquería o los que busquen consenso en proyectos urgentes.
Habrá dos tipos de funcionarios públicos. Los que se corrompan, o los que sepan que cumplen una misión, y comprendan el honor de trabajar para un Gobierno de un país como Costa Rica.
Habrá dos tipos de empresarios. Los que solo piensen en la dimensión de su capital, y los que plantean una visión a largo plazo, dispuestos a aliarse en pro del desarrollo y del clima de negocios.
Habrá dos tipos de representantes de la sociedad civil. Los que solo apunten a bloquear calles para castigar a los usuarios, defendiendo lo que creen justo, y los que se sienten a dialogar, maduramente, por los intereses sectoriales, dejando atrás el discurso contestatario y barato de siempre.
Habrá dos tipos de periodistas. Los de la nota superficial, ‘mileycyrusniana’, y laxa, o los del periodismo interpretativo, inteligente, que explica cómo afectan las decisiones al ciudadano, y mantiene el balance: ni complaciente, ni verdugo del Gobierno.
Habrá dos tipos de analistas. Los que siempre ven hundido al país y lo vociferan en medios internacionales, viendo solo sus propios ángulos; o los que aportan su recurso intelectual, desgranando el contexto de los hechos que vivimos.
Pero sobre todo, habrá dos tipos de costarricenses. Los del promedio, aquéllos a quienes nunca se les queda bien. Mezquinos, irrespetuosos de quienes piensan diferente. Los que destruyen y desparraman, y siempre tienen todas las respuestas a aquéllas preguntas que ellos mismos confeccionaron a conveniencia.
O, los que construyen. Los que entienden las responsabilidades de la democracia, como un conjunto de personas con pensamientos diversos, y con frecuencia, disímiles. Personas con diferentes aspiraciones y visiones, pero con metas similares y nobles.
Aquéllos que saben que el país que tenemos, con potencial competitivo, próspero, con calidad humana internacionalmente reconocida, no se forjó en un año, ni en 4, ni en 10.
Los que entienden que el proyecto país a largo plazo, no va salir de un frente político, ni de un sector, ni de una agrupación sindical; si no del consenso de ciudadanos responsables.
No le corresponde solo a Luis Guillermo Solís o al Partido Acción Ciudadana el rumbo de los próximos 4 años. Tenemos un sistema complejo y multipartidista. No eximimos de responsabilidad al nuevo Gobierno, ni le ponemos a cuestas más de la que les corresponde.
¿Será mucho pedir que la nueva Asamblea ponga en primer lugar temas como el fiscal, el de infraestructura o el desarrollo sostenible como estrategia de país?
Pues dicen que las mejores cosas en la vida son simples. Fáciles no, pero simples sí. En cuatro años despegamos o nos estancamos. No es ciencia de cohetes.
¿De qué lado del ring (o de la mesa de diálogo) nos encontramos hoy?
Juan Manuel Fernández C.
@juanma_cr
en lo personal, estoy en el lado del ring del crecimiento económico, de la búsqueda de la competitividad. Visualizo y quiero un país en donde el per cápita crezca proporcionalmente por encima de lo que ha crecido en la última década. Un país en donde el emprendedurismo sea prioridad para el estado. Saludos estimado caballero.
Gracias estimado! Lo importante es construir sobre consensos! Saludos