A un mes de la elección de la FIFA, el suizo fue comparado por “nuestros directivos” con Mandela, Churchill… y hasta Jesucristo.
Juan Manuel Fernández C. | @juanma_cr
“Si el Mundial se mantiene con 32 equipos, CONCACAF debería tener cuatro plazas fijas”. Esa fue la afirmación con tinte de promesa electoral del presidente de la FIFA, Joseph Blatter en el más reciente congreso de la confederación, celebrado desde la comodidad de las islas Bahamas.
Si el relato del redactor de Agencia EFE se apegó a lo ocurrido, entonces en la sesión de cierre al suizo se le comparó, según lo informado, con “Nelson Mandela, Winston Churchill y hasta Jesucristo” de parte de los directivos del área.
No sorprende que las 41 federaciones del norte, centro y Caribe del continente estén a la orden del jerarca.
La mayoría son miembros ‘chicos’, sin dinero ni influencia política, y propensos a caer ante el dulce encanto del suizo, quien está muy interesado en reelegirse una vez más, pese a que ostenta el cargo desde 1998.
Lea también: Blatter, el emperador
Pero los vaivenes del congreso no terminan allí. Las declaraciones del ex futbolista Luis Figo, quien es candidato para la misma contienda electoral, confirman esta suerte de favoritismo.
El portugués reclamó “ser silenciado” durante dicho congreso, ya que ningún candidato pudo hablar ante el foro. Contrariamente, el actual presidente, según dijo, tuvo la oportunidad de tener intervenciones “propias de campaña electoral y que no estaban en el orden del día”.
Es muy probable que la oferta en Nassau de pasar de 3 a 4 plazas fijas, haga que los votantes, los presidentes de las federaciones, confirmen el apoyo de la región por Blatter.
No dejan de inquietar las similitudes de este proceso con algunas prácticas clientelares que se ven en la política presidencial en América Latina.
Así se confirman las palabras del escritor y clérigo Jacques Benigne Bossuet: “La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”.