El precio de las Federaciones ‘pobres’

¿Quieren estadios? ¿Quieren mundiales en Centroamérica? Vótenme… Es política, la diplomacia del fútbol.


¿Lo recuerdan? Desde el palco del Estadio Nacional en San José, Sepp Blatter se deshizo en halagos en abril de 2014 por la organización costarricense del Mundial de Fútbol sub-17 femenino.

Dijo a La Nación en esa oportunidad, que fue un buen torneo aquél de 16 selecciones… pero que si a futuro queríamos ser anfitriones de un torneo más grande y mediático, debíamos mejorar la infraestructura de estadios.

Es claro que a cambio del privilegio de haber sido sede de una Copa del Mundo –y saber qué cosas más–, Eduardo Li, ahora ex presidente federativo, debía dar el voto tico a Blatter el 29 de mayo pasado.

El voto de Julio Rocha, de la Federación Nicaragüense de Fútbol también estaba comprometido.Lo informó el diario electrónico Confidencial: la FIFA ha aprobado a hoy seis Proyectos Gol para Nicaragua: casi $2.5 millones. La mitad de esa partida se fue para el Estadio Nacional de Fútbol en Managua, una obra que ha dejado sus réditos pero que está sin concluir.

¿Tienen entonces alguna oportunidad los países con federaciones “pobres” para inyectar desarrollo a su fútbol sin corromperse ni corromper?

Desde 1998, Blatter ha sido el mago orquestador de una maquinaria que trabaja para él sin la necesidad de tener el apoyo de las 56 federaciones europeas.

Se ha dedicado estos 17 años de reinado a dar dulces a las federaciones pequeñas. Total solo necesitaba 140 de los 209 votos para retener el trono.

La ecuación es sencilla. Nuestros países necesitan dinero. Si quieren estadios y mundiales, deben votarme. Es política, la diplomacia del fútbol.

Somos los clientes chicos del sistema. Los grandes, desde la Siberia y el desierto de Doha, tienen más recursos para otro tipo de productos: dos mundiales mayores anunciados prematuramente desde el 2010.

¿Hay camino para no corromperse? Creo que sí. Cuando gobiernos y empresa privada se tomen en serio el financiamiento de obra pública… sin chorizos –de las dos partes– podríamos soñar con infraestructura sin jugadas oscuras. Plata hay. Lo que no hay es confianza, ni de uno ni de otro bando.

Quizás entonces no necesitemos vender un voto manchado, podrido, para sostener al octavo zar de la dinastía de 111 años que hoy es el fútbol mundial.

FOTO: Fedefutbol

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Publicado por Juan Manuel Fernández C.

Editor de negocios. Periodista. Investigador. Especialista en marketing de contenidos, economía y negocios.

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