Aunque hay 10 puntos fronterizos oficiales entre los dos países, existen otros 704 ‘puntos ciegos’ por donde pasan mercancías, migrantes ilegales de decenas de países, y desde luego, droga.

Juan Manuel Fernández C. | @juanma_cr
El calor es incómodo. Estoy en Tecún Umán (Guatemala), en el Río Suchiate, fronterizo con Chiapas, México. La temperatura supera los 33° y el diario mexicano REFORMA me ha pedido que investigar el movimiento ‘entre las sombras’ de la frontera con Guatemala.
“’¡Roxana Baldetti’, apurate! ¡Remá, corrupta, remá!” Así le decía, entre bromas, uno de los balseros artesanales a su compañero, mientras los pasajeros sonreían al entrar de forma ilegal a territorio mexicano.
Una caña larga de bambú bastaba para impulsar la improvisada embarcación –construida con tablas y neumáticos– que en menos de 2 minutos, trasladaba a los ocupantes del lado guatemalteco (Tecún Umán, San Marcos) al lado mexicano (Suchiate, Chiapas).
Es un viernes con poco movimiento. Pero los balseros saben que mientras haya demanda de productos para cruzar de forma ilegal desde y hacia México, habrá trabajo. Los mejores días son los de ‘estampidas’ de migrantes con rumbo a los Estados Unidos.
–“Hoy es un día malo. Los lunes son mejores, es cuando más trabajo tenemos”, me dice un balsero y continúa: “la semana pasada había procesiones de inmigrantes. Es muy raro que crucen solos. ¿Qué de dónde eran? Pues como de Honduras, El Salvador y esos países…”
El trabajador informal alerta que a menos de 5 minutos se encuentra un super en Ciudad Hidalgo donde aceptan el pago con tarjeta. A uno y otro lado de dicha tienda, hay más establecimientos que venden altos volúmenes de mercancía.

Algunos productos se revenderán en Tecún Umán. Otros, serán para consumo de los hogares. ‘Hacer súper’ en México es favorable para los pobladores del lado guatemalteco, pues un quetzal se cambia a 2.21 pesos. Es común ver a amas de casa con sus bolsas de mimbre en las balsas.
Los habitantes de la caliente ciudad chiapaneca están acostumbrados a los extranjeros en tránsito. José Carlos Martínez está en su triciclo de aguas frescas a un costado del parque.
“La verdad, yo haría eso que ellos hacen (cruzar el país sin documentos). Es bien peligroso. Mi cuñado trató de pasarse a EE.UU., y cuando vio la vigilancia en Reynosa, se devolvió a trabajar en un platanal aquí”.
A una cuadra del parque central, en medio de vendedores de aguas frescas para aliviar el calor, una ‘combi’ como se le llama a los micro-buses, sale con rumbo a Tapachula abarrotada de pasajeros.
“La mayoría son cubanos, pero también se veían africanos. Los cubanos más bien buscan encontrarse con Migración para pedir refugio. Los africanos y centroamericanos es muy probable que no pasen de Tapachula”, relató Eusebio Martínez, empresario de la Sociedad Autotransporte Miguel Hidalgo.
Y aunque hay un puente sobre el río para el paso legal, debajo de él, las balsas –a vista de las policías municipales de ambos lados de la frontera– transitan mercancías y personas a cambio de 25 pesos mexicanos (10 quetzales, o casi 1.5 dólares) por viaje.
Permeable frontera
Pude constatar el tráfico ilegal de mercancías y personas que fluye en ambas direcciones. Hay al menos 10 entradas oficiales entre Guatemala y México, pero el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua) vaticinó unos 704 ‘puntos ciegos’ más en la línea fronteriza.
Martínez atribuye la poca presencia de autoridades en el río Suchiate, a que existen puntos de control más adelante del camino, como Tapachula (Chiapas) o La Ventosa (Oaxaca), donde hay resguardo federal tanto de Estados Unidos como de México.
Del lado guatemalteco, me atiende Mario Morales, coordinador de proyectos en La Casa del Migrante, sede Tecún Umán.
Su versión es que se han recibido denuncias de abuso de autoridad y violación de derechos por parte de la Policía Federal mexicana hacia los inmigrantes que ellos han recibido luego de ser deportados.
La institución humanitaria atendió a 5.932 migrantes en 2015 entre deportados y en tránsito hacia México, cifra que se ha mantenido estable desde el 2006.
“Nos dimos cuenta de que los maltrataban, e incluso, empezaron a deportarlos hacia otros puntos como El Carmen (San Marcos, Guatemala), lejos de nuestra vista” relata.
En Guatemala los inmigrantes ingresan mayormente por el Oriente del país, en las fronteras con Honduras y El Salvador. La Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala, indicó a REFORMA que en el transcurso de 2016 (de enero a julio) se han rescatado a 1.490 indocumentados en todo el país.
La mayoría de los interceptados es de nacionalidad salvadoreña (699), de allí le siguen Honduras (187); Congo (101); Cuba (55); Ghana (41); Haití (37); Senegal (31); Somalia (30); Ecuador y Nepal (21); y Afganistán (20). En la lista se incluyen 4 mexicanos. Del total, 1.087 son hombres.
Costo del contrabando
Pero la inmigración ilegal no es el único uso del Río Suchiate. Las balsas también cargan productos como bebidas alcohólicas y no alcohólicas, lácteos, artículos de limpieza, granos, frutas y verduras.

Esta economía subterránea impacta negativamente a Guatemala. El Informe “Contrabando y Defraudación Aduanera en Centroamérica”, de la Fundación Konrad Adenauer, proyectó que el valor final de esos dos males, superaba en 2015 los Q14.000 millones de quetzales (unos US$1.842 millones) lo que equivale al 3,6% del PIB guatemalteco.
“El comercio ilícito abarca necesariamente una actividad criminal, ya que, al tráfico de bienes en la frontera con México, se suma el trasiego y producción de drogas, la prostitución, o la evasión de impuestos” certifica Claudia García, investigadora económica de ASIES.
El Informe de la cooperación alemana incluyó a la frontera Tecún Umán-Ciudad Hidalgo como uno de los siete puntos en Centroamérica donde las autoridades deben fortalecer su protección.
Las cajas de producto ilegal también son parte del paisaje. De regreso al río, los niños corren a ayudar a los civiles a bajarse de las balsas y descargar producto. Luego piden su cuota por el servicio brindado; después de todo, el contrabando es el único modo de vida que conocen.
REPORTAJE PUBLICADO EN DIARIO REFORMA
28 DE AGOSTO DE 2016
