Aunque son seis países del tamaño de estados y juntos suman la población de España, hay dos ‘Centroaméricas’ que se niegan a ser una sola región.
En una hay gente tan marginada de las oportunidades, que busca cómo se sube en un tren para atravesar México y llegar a una tierra que los trate mejor. En la otra, muchos, con las uñas y la educación a la que lograron acceder, luchan por no quedar fuera de esa nueva economía de servicios que busca reclutas.
Juntas son dos ‘Centroaméricas’ que conviven entre mundos, retos y modelos económicos dispares y que retrasan el sueño de integración: la de los países conocidos como CA-4 (Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua) y la de Costa Rica, Panamá y Rep. Dominicana.
El infierno en dos ambientes
Estos dos mundos necesitan oxígeno en áreas diferentes. Los países CA-4 comenzaron 2015 con dos enemigos del crecimiento: la violencia y la emigración. Las salidas por millares de ciudadanos, menores de edad en su mayoría hacia EE.UU., evidenciaron la falta de oportunidades que viven los centroamericanos, sobre todo los de zonas rurales y fronterizas.
En los otros tres países no se reportan salidas masivas, pero enfrentan problemas como la ingobernabilidad y dificultad para llegar a acuerdos; el alto costo de la energía para competir; y las falencias en educación técnica y superior.
Grandes y pequeñas ligas
El Foro Económico Mundial lo resuelve así: hay un grupo de países (CA-4) donde su competitividad se basa en requerimientos básicos y en la eficiencia, con producción de muy poco valor agregado. Las otras tres naciones han apurado su inserción en la modernidad, en la competitividad basada en la innovación y en las economías de servicios, lo que ha traído más inversión y empleo calificado.
¿Cómo unir a dos regiones que subsisten dentro de una, y que además compiten en ligas de diferente exigencia? Ese es el reto político y económico del istmo en 2015.
Juan Manuel Fernández C.
@juanma_cr
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FOTO/Presidencia de Guatemala